martes, 13 de enero de 2015

Impropio en un caballero

El impacto es demoledor. Nunca antes había experimentado tal sensación de vulnerabilidad y fragilidad. Descubrir que los muros de tu casa son transparentes provoca una sacudida emocional devastadora. En este sentido, sobreponerse a una encrucijada de este calibre es tarea de titanes (disculpen la inmodestia). Cargar con este peso en solitario es, si cabe, más agotador. Cuando la actitud opaca del "invitado" no permite opción alguna para normalizar legalmente la situación, toca tirar de carácter. Contrariamente a lo que se piensa, mi batalla nunca ha sido contra institución o responsable político alguno. La batalla que libro encarnizadamente consiste en mantener la unidad de la Familia. Pero este tema no toca. Sin duda, enorme "desafío" el de liberar mi vida de cámaras. Enfrentarse a un muro de impunidad durante un largo período de tiempo modifica inexorablemente la actitud de cualquier persona educada y civilizada. Y suele ser a peor. Esta situación me ha hecho arrogante, soberbio y altivo. Valores todos ellos negativos. Paradójicamente, éstas han sido las armas que me han permitido sobrevivir. Hasta que mi vida no esté liberada de cámaras seguiré manteniendo dicha actitud, muy a mi pesar. Por cierto, nunca he sido pelota, rastrero, chivato ni espía de nadie. Mi carácter me lo impide. Podéis estar seguros. Lo que es impropio en alguien que dice ser un caballero es la agresividad verbal que he mantenido estos últimos días. Meses de privación de intimidad familiar, presiones de poderes fácticos y medios de comunicación, bombardeo sistemático y masivo de mensajes en Internet (algunos de ellos salvajes), vacaciones obligadas en un psiquiátrico...Estallé. Injustificable en un caballero.La actitud inmoral del "invitado" no justifica mi actitud barriobajera, vulgar y ordinaria. Me descalifica como persona y me avergüenza como hombre. Me niego a caer en la misma falta de escrúpulos que mi "invitado". Intentaré que no se repitan dichas expresiones. No por vosotros, sino por mí. Sin más, y en espera de que mi "invitado" abandone definitivamente mi vida desde la Ética y jamás desde la lástima, os saluda atentamente Yann Moulin

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